domingo, 21 de octubre de 2012

Historia de la evangelización en Tarma


Este es un  impactante testimonio escrito por el pastor Alfredo Andrade,  publicado en la revista Acción y Fe en la década de 1960, sobre el inicio de la obra metodista en Tarma.  Su testimonio debe ser motivo de reflexión y un ejemplo a seguir.   Su vida como pastor no se circunscribió  al mundo eclesial sino que dio cuenta de su fe entre la intelectualidad tarmeña. Fue director de  la revista  Nueva Simiente.  
Lamentamos no tener fotos del hermano Andrade, pero compartimos algunas imágenes sobre la ciudad de Tarma, que fueron tomadas por el misionero metodista estadounidense Joseph Knotts. Damos gracias a Dios por la vida y el testimonio de Alfredo Andrade, padre de Alfredo, Josías e Iris Andrade, quienes también fueron líderes metodistas en las décadas del 60 y 70 del siglo pasado. (FO).
 


Posiblemente a fines del siglo 19, el señor Adolfo Vásquez y el señor Pedro Irigoyen fueron portadores de la Santa Biblia a esta bella ciudad tarmeña que es hasta donde alcanzan mis recuerdos; es pues a mi humilde persona a la que me voy a referir en el presente relato porque no he tenido la suerte de conseguir datos referentes al trabajo de otros hermanos en dicha provincia.
Adolfo Vásquez, pastor metodista y colportor de la Sociedad Bíblica Americana
Adolfo Vásquez, pastor metodista y colportor de la Sociedad Bíblica Americana
A los comienzos de este siglo en el año de 1901 más o menos, el autor de estas líneas se encamina a esta ciudad instituido debidamente por el hermano Adolfo Vásquez, superintendente de la Sociedad Bíblica Americana, portando un cajón y dos maletas repletas de la Santa Palabra, debiendo hacer el viaje en tren hasta La Oroya y a lomo de mula hasta la bella y anhelada ciudad tarmeña; y cuyas dos etapas de viaje se cubrían en dos largos días.

Una vez llegado a la meta, de inmediato comencé a laborar con mis libros y maletas de puerta en puerta tratando de despertar interés entre los habitantes y recibiendo de muchas personas enhorabuenas por llevar tal empresa a su conocimiento muy en especial de los varones y con muchas evasivas de parte de las señoras, mi nueva experiencia fue pues enriqueciéndose en este trabajo y entre las altas y las bajas que experimenté fue un día domingo en el mercado cuando un ciudadano venido de la chacra, cogiendo el libro sagrado lo abrazó con toda efusión y dijo:

“Qué hermoso libro, cuánto te he deseado, tú eres la salvación de los hombres, desde hoy no te soltaré jamás”.
Me pagó su precio y se fue gozoso en compañía de su esposa; este acto me emocionó a tal extremo que me dio valor para continuar bregando por colocar la divina Palabra en manos de mayor número de peruanos desposeídos de este privilegio por los señores de sotana.

En Tarma el colportor estuvo durante un mes regresando a la costa para colportar en Lima y Callao.
En 1904 regreso a Tarma y esta vez tuve la dicha de hallar al hermano Joseph Knotts, de nacionalidad norteamericana, al frente de un colegio fundado por él, con la denominación de “English Academy”. Este hermano a la similitud de los primitivos apóstoles se había constituido en esta localidad con el fin de sembrar la buena simiente entre los niños y así poco a poco alcanzar a los adultos y fue así como este modesto narrador, comprendiendo la gran significación del sistema se adhirió de todo corazón y comenzó a reunir a los primeros creyentes en una tienda situada en la calle Arequipa, 3ra. Cuadra, cedida gentilmente por el señor Marcelino Vega, allí a puerta cerrada nos congregamos para estudiar la Santa Biblia y cantar algunos himnos de alabanza al Dios todopoderoso, el primer grupo lo compusimos Eleodoro Valenzuela, Enrique Díaz, Vicente Gómez, José Andrade, Gerardo Oviedo, Ambrosio Santibáñez, Gregorio Palomino, vuestro servidor Alfredo Andrade y otros cuyos nombres no logramos anotar.

Líderes metodistas en Tarma 1904. El segundo de izq. a der. es el
misionero Joseph Knotts.


Esta primera reunión fue seguida de otras, hasta el punto de las gentes comenzaron a indagar qué era aquello; siendo señalada la tiendecita como algo así de Asambleas de gente divorciada del resto de los habitantes de la población, fue entonces que surgió la oferta del señor Gregorio Palomino para que los futuros cultos los hiciéramos en su casa situada en el jirón Amazonas, a esta reunión invitamos al director del colegio regentado por el señor Knotts, el mismo que con toda amabilidad concurrió; pero tomó las precauciones debidas como el de atrancar la puerta de la habitación, no fuera que las autoridades o los fanáticos católicos fueran a molestarnos; desde luego hay que tener en cuenta que en aquellos días como hoy también los hombres de sotana dominaban y reinaban sobre las multitudes ignorantes.
La semilla pues se había comenzado a sembrar en los corazones de los tarmeños y difícilmente sería desarraigada; los hombres de ese tiempo no se contentaban con la propaganda religiosa sino que  por todos los medios deseaban despertar la conciencia dormida de nuestros compatriotas y fue así que uno de los vehículos que nos conduciría a la ansiada meta fue el fundar un semanario que llevaba como lema el de Nueva simiente , bajo la dirección de vuestro servidor y amigo el que estas páginas escribe. Como respaldo intelectual al semanario logramos adquirir nada menos que al director de La Aurora de Tarma, señor Enrique Díaz, el señor Adolfo Vienrich; figuras descollantes de los intelectuales tarmeños de esa época y a los señores Tino Aguirre y Félix Cuesta, los cuales podríamos decir formamos la plana mayor del Partido Radical que por entonces fundó el egregio pensador Manuel Gonzales Prada.

Fue tal el éxito de nuestra campaña que el párroco católico con su grupo de beatas y lideresas de Acción Católica lanzaron,  para contrarrestar y así tratar de remendar la brecha que en sus filas les causaron,  un vocero al cual lo denominaron Buena Simiente,  el mismo que tuvo una vida tan efímera que a las dos o tres semanas fue enterrado en la sacristía de la parroquia.

Mientras tanto, los entusiastas jóvenes de nuestro grupo respaldados por la naciente Iglesia Evangélica fundaban una Liga Anti-alcohólica denominada Regeneración, bajo la presidencia del señor Joseph Knotts, y secretario el señor Alejandro Rabines que se hallaba entre nosotros nombrado por la misión metodista episcopal como  primer pastor de esta iglesia. 

Merece acápite aparte la  venida a Tarma del hermano Alejandro Rabínez  en compañía de su señora madre Zoila Corcuera y sus hermanos Alfredo y Eduardo, los mismos que nos dieron un valioso aporte porque la señora  Zoila era un elemento valiosísimo y contribuyó al crecimiento de la iglesia. Fue en esta época que conseguimos la colaboración de la familia de don Santiago Dávila, don Juan Vásquez y familia,  así como de la familia Mandujano, de los señores Erasmo Carpio, Ambrosio Santibáñez, Fidel Baldoceda, Vicente Gómez, Alberto Minaylla, Dionisio Madrid, Alejandro Rosel,  Santos López, Fortunato  Zavala y Alejandro Palomino.

El hermano Rabínez fue solicitado por la Conferencia Trimestral en Tarma bajo la presidencia del hermano Alfredo Andrade y apoyado por el hermano Joseph Knotts y muchos otros hermanos y fue así como tuvimos el primer pastor que nombró la Misión Nor Andina de EEUU para la ciudad de Tarma.

Durante el pastorado de este hermano tuvimos días, semanas y meses de bastante fervor religioso y fueron añadidos a la naciente iglesia varias familias entre ellas los Oviedo, Mandujano y Vásquez. La señora Zoila Corcuera era un elemento  tan efectivo y eficiente que laboraba enteramente entre el elemento femenino, que fundamentó de esta manera las bases de nuestra iglesia en esta ciudad, Fue en esta época 1906 que el pergeñador  de estas memorias contrajo matrimonio civil siendo alcalde del Concejo Provincial el señor Segundo Briceño. Este matrimonio fue santificado por el Rev. Tomás Wood, presbítero superintendente de la Iglesia Metodista en  el Perú.
En esta época tuvimos con nosotros a los hermanos Octavio Illescas y José Villena, el primero como auxiliar del Colegio y el segundo como colportor.
Puedo asegurar sin temor a equivocarme que durante esta primera época la iniciación de nuestra obra en Tarma fue de mucho orgullo e interés porque hay que tener en cuenta que lo mejorcito de la juventud estaba en nuestras filas y cuando por algún motivo social o deportivamente iniciábamos algo como ser conferencias o juegos recreativos para fiestas patrias o 1 de Mayo; todos los componentes sociales se aunaban para secundarnos.
Pero como todo pasa en este mundo al fin también concluyó el tiempo que debería estar con nosotros el pastor Rabinez y regresó a la capital para regentar las iglesias de la costa y no solamente él sino también el señor Knotts que volvió a su patria viniendo en su lugar el señor Carl Vance y su esposa para encargarse del colegio. Estos hermanos siguieron  las huellas benéficas del anterior director y colaboraban resueltamente con la iglesia; el señor Vance con el doble carácter de predicador local y vuestro amigo y hermano de exhortador.
Por esta época tuvimos la grata conversión del hermano Félix P. Castro y su esposa Sofía Muñoz de Castro, los mismos que trajeron al seno de nuestra iglesia a todas sus hijas, asimismo se alinearon en nuestras filas el señor Santiago Dávila y toda su familia, de cuyos componentes su niña la señorita Fernandina vivió y murió confesando su fe en Cristo nuestro divino tesoro y redentor, asimismo el Sr. Vance sufrió de la grave enfermedad de tifus de la que a Dios gracias mejoró pero tuvo  la triste nueva de ver partir a su hijito hacia la patria celestial, triste por cuanto lo perdió de vista pero gloriosa porque fue a reunirse con los ángeles.
No dejaré en este capítulo de ocuparme asimismo de la vida de entusiasmo cristiano que practicó la señorita Victoria Castro la misma que también partió a la patria celestial en los mejores y floridos días de su juventud cuando todo le sonreía y hacía presagiar días venturosos para ella y sus adorados padres.
Fue en este tiempo como motivo de novedad y variación que los hermanos tuvieron la idea de facilitar sus domicilios con el fin de que en ellos se celebraran los cultos a nuestro Dios, los que resultaban de enorme provecho para el afianzamiento de nuestra fe. Desde luego que ya teníamos un local que alquilábamos para los para los servicios religiosos y utilizábamos para nuestros esparcimientos sociales, pero ello no era óbice para estar más cerca del Padre Celestial, le dirigiéramos nuestras voces y cantos muy bien entonados por cierto bajo la dirección de la señora Vance, la misma que con esa voz melodiosa que poseía llenaba de armonía nuestros servicios religiosos.
Conviene dejar constancia aquí, que el ciudadano tarmeño y sus familiares de sexo femenino son inteligentes y tan comprensivos y nobles que de inmediato captan y analizan los asuntos o teorías que se les explican, con el resultado d que si no se afiliaban en las filas de los doctrinarios tampoco se enemistaban con ellos y los dejan hacer tras de amable tolerancia.
La obra evangélica halló eco en Acobamba, Tarmatambo, Palcamayo y fue llevada hasta Pomabamba, distrito perteneciente a Jauja; en todos estos pueblos fuimos recibidos con bastante simpatía y los hogares de nuestros hermanos fueron otros tantos centros de reunión de los que ansiaban alistarse en las filas del verdadero cristianismo.
Después del regreso a Lima del pastor Rabínez, tuvo Tarma a otro  misionero que  fue el señor Clarence Snell y esposa, los mismos que relevaron al sr. Vance. Durante la estadía de dicho hermano continuamos acrecentando la iglesia aunque no con el entusiasmo de la época del señor Rabínez y todo por la incomprensión de algunos jóvenes del colegio regentado por el señor Snell, quienes entremezclaron sus asuntos laicos con los religiosos que seriamente creían  los adultos y surgió el cisma o división reuniéndose un grupo en casa del señor Santiago Dávila y otro en la del señor Snell.  Poco duró felizmente este estado de cosas porque al separarse de Tarma el señor Snell rumbo a Huancayo quedó encargado de la obra en esta ciudad el hermano Andrade con el cargo de predicador local.
Por esta época los adventistas comenzaron su obra en esta, nombrando como pastor de la naciente iglesia el señor Ramón Beltrán, era más o menos el año de 1910-1912, como quiera que lo que nuestra iglesia ansiaba era el acrecentamiento del reinado de Jesucristo  les brindamos nuestra tribuna a lo que ellos accedieron pero muy limitadamente para darles ejemplo de solidaridad el que redacta estos apuntes concurrió muchas veces a su iglesia.
Así las cosas  y como quiera que el plantel educacional o sea el colegio que vinieran regentando desde varios años los directores señores Knotts, Vance y Snell, se había trasladado a la ciudad de Huancayo, por sugerencia de la iglesia tarmeña pedimos que la Misión Metodista nos autorizara para tener una escuela primaria lo que fue así, nombramos como directora a la Srta. Mercedes Dávila, la misma que estuviera al frente del plantel hasta la venida de la Srta. Juana Ibáñez enviada de Lima por la iglesia de la capital,. Esta señorita trabajó tan tesoneramente que en poco tiempo vimos los frutos pues aumentó el plantel educacional y creció la iglesia en número y en entusiasmo. En esta época celebrábamos la Pascua y el aniversario patrio con la colaboración del colegio, porque hacíamos la obra en común desde que los alumnos eran nuestros niños,  es decir nuestros hijos porque el colegio era para los hijos de los evangélicos y para todos los que a nosotros quisiera acogerse.
En 1914 época en que se declaró la 1ª. Guerra europea, la Iglesia Metodista tarmeña seguía adelante a pesar de la depresión mundial y local a consecuencia de la paralización y actividad comercial y social; sin embargo, nuestra fe no decaía y las visitas de nuestros hermanos de la costa eran continuas, así fuimos visitados por líderes de otras iglesias evangélicas, entre los que podemos enumerar al señor Juan Ritchie, Felipe Bustamante, señor Stuns, Adolfo Vásquez, Ruperto Algorta, Julio Espinoza y otros cuyos nombres no acuden a mi mente.
Por esta época la Misión Metodista nombró como superintendente en el Perú al señor Hays Archerd, el que puesto en contacto con nuestra obra en Tarma nos hizo varias visitas que culminaron con el afianzamiento de la evangelización tarmeña; este señor en oportunidades venía con su esposa y niños, también nos visitaron misioneros entre los que recordamos a Miss Leyvoi, directora de Lima High School. (Nota del editor: Lovejoy).
Los puntales de nuestra obra en Tarma eran las familias de Gregorio Palomino, Juan Vásquez, Félix Castro, Santiago Dávila, Mandujano, Alfredo Andrade, etc. En Palcamayo familia Castro; en Tarmatambo señoritas Hinostroza; En Acobamba srta. Adelaida Quiton,  en Runduyacu, Sr. Juan de Mata Herrera; con este grupo de entusiastas cristianos podía decirse perondoneando a los primitivos apóstoles, que hacíamos obra patriótica de despertamiento de los adormecidos ciudadanos que desde su origen nacieron ciegos, sordos y mudos, siendo víctimas propiciatorios de la voluntad de las sotanas.
Como Tarma es de clima ideal para los enfermos que adquieran dolencias en la costa, es debido a esto, que de vez en cuando éramos visitados por elementos de ambos sexos, los mismos que si bien es cierto no se convertían, ganábamos sus simpatías y afectos toda vez que los acercábamos a Cristo, fue así como nuestra obra fue un lazo para unir a los ciudadanos de ambos sexos de esta bella perla incrustada en el mismo corazón de estos fragorosos montes de las entrañas del Perú.
En 1912 se producen las elecciones municipales en las que de una manera franca y libre el pueblo debería elegir a sus personeros; con tal motivo en dos listas que los partidos lanzaron a la consideración de los electores, figuraba vuestro hermano Andrade  para ser elegido a una concejalía triunfando una de las listas y el hermano Andrade ocupó un cargo concejal en el Concejo provincial de Tarma.
Allí en tal situación es donde se puede ver en pequeño todo lo que la iniciativa de un evangélico puede hacer para hacer funcionar la maquinaria oficial en provecho de la colectividad y para muestra relataremos un episodio. Se planteó ante la consideración del señor alcalde la petición de matrimonio civil de don Luis Zavala con doña Alejandrina Palomino; el señor alcalde era don Esteban Santa María, el mismo que sin ordenarlo la ley se opuso a que se celebrara dicho acto, en esta virtud, el Sr. Andrade pidió en sesión del concejo municipal que ordenara al señor alcalde cumpliera con acatar la ley de matrimonio civil; el señor Andrade enfocando el asunto del juramento que los funcionarios hacen de cumplir la Constitución y leyes tutelares, el Sr. Santa María dijo que prefería irse a su casa antes de autorizar un matrimonio que a él se le antojaba herético, contrario a sus creencias de católico, que él en el Senado cuando era representante de la nación había combatido dicha ley y que ahora no iba acatar aquello que combatió  Y como lo dijo lo hizo, pidió permiso de la sala y se retiró del salón tomando posesión de la presidencia el teniente alcalde señor Matías Illanez. El señor Illanez previo cumplimiento de los respectivos trámites de ley celebró el matrimonio de los esposos Zavala-Palomino.
Después de este matrimonio se celebraron otros, todos entre evangélicos, recordamos el del hermano Ricardo Cano y su señora Trifonia Tapia de Cano y de algunos más cuyos nombres se han escapado de mis recuerdos.
Los hermanos tarmeños no se contentaban con conocer ellos las Buenas Nuevas sino que por intermedio del hermano Andrade llevaron el Evangelio a La Oroya donde cual atalaya teníamos al señor Bernabé Cairo en cuya casa se celebraban los cultos al Señor y en donde andando el tiempo tuvimos una gran obra con la cooperación de la compañía americana de Minas, allí en el año de 1922 se estableció el pastor Andrade y su familia fundándose un colegio que hasta hoy perdura y que sirve para dar instrucción no solamente a los hijos de los cristianos evangélicos sino que también a los militantes de la iglesia que protege el Estado, o sea los católicos romanos.
La Oroya por ser puede decirse puerto mediterráneo, puesto que es el lugar donde convergen los viajeros que van hacia Tarma, Chanchamayo, Huancayo, Huancavelica, Jauja, Cerro de Pasco, Huánuco y la capital Lima, es también lugar estratégico donde los evangelizadores concurren de todos estos sitios y de allí que el grupo o iglesias evangélicas constantemente estén refrescando su bagaje cristiano. Nuestra esperanza es que algún día por la situación que se halla Oroya sirva de lugar de enlace con todas las iglesias evangélicas situadas en todas esas extensas zonas a las que abarcan infinidad de ciudades y villorrios.
Mientras tanto la obra de evangelización del año 22 al 24 comenzando desde el año 1901 fue muy fructífera porque se convirtieron muchísimas personas de ambos sexos que dejaron sus vicios de la coca, el alcohol, el tabaco, al extremo de que algunos bodegueros y cantineros nos decían que estábamos conspirando contra sus negociosa y contras las rentas del Estado que recibía por tal concepto fuertes remesas de dinero.

A este respecto el autor de la presente, presenció en la ciudad de Acobamba, distante dos leguas de Tarma la siguiente escena: Un bodeguero cuyo apellido era Ferreto y que simpatizaba con el evangelio una de las noches que expendía ceras y otros artículos entre ellos alcohol se permitió sugerir a sus compradores indígenas que no malgastaran su dinero en ceras, cohetes, etc, que de ningún provecho servían”, para qué dijo tal cosa, sus clientes lo insultaron a más y mejor y concluyeron amenazándolo con no comprarle más porque era hereje y como este episodio podríamos relatar infinidad.
Bástenos por ahora y cerramos estas líneas que dicen de una vida consagrada durante muchos años al logro de una obra de regeneración entre los habitantes de una bella población de nuestra patria incrustada cual una perla entre las breñas del Perú – Tarma.

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